Sunday, October 05, 2008

ORACIÓN DEL EDUCADOR SIMBÓLICO DE LA FE. 2008



Evangelio: Mt 18, 1- 7.10.
ORACIÓN DEL EDUCADOR
Señor, Tú has querido que mis manos frágiles y humanas fueran instrumentos de ayuda para completar la obra de tu Reino de Bienaventuranzas, soy consciente de esta responsabilidad y por eso necesito tu fuerza, tu luz y tu bondad.
Señor, he leído en el Evangelio que los niños, en forma espontánea se acercaban a Ti, los rasgos de tu rica personalidad atraían la mirada limpia y sencilla de la almas ingenuas.
Señor, yo sé que tú sembraste la buena semilla y a través de los siglos la Iglesia va recogiendo pacientemente los frutos de la redención.
Señor, Tú sabes que necesito mucha fe, fe en mi labor. Fe en la potencialidad de la juventud, fe en la fuerza transformadora de tu palabra, fe en un porvenir mejor.
Señor, yo sé que el AMOR se identifica con el verbo DAR. En la labor educativa eseVerbo DAR se conjuga en todos los modos, tiempos y personas.
Señor, que comprenda el significado de la vida como dádiva constante como lo fuiste Tú. Tengo que darle a los que has puesto bajo mi cuidado mi ciencia, mi alegría, mi optimismo, mi tiempo, mi experiencia, mi ser y mi vida.
Señor, has que comprenda y sienta la alegría del Don sin reservas, sin condiciones, sin recompensas.
Señor, si llegan satisfacciones humanas te las agradezco, serán estímulo para mi labor y si no llegan, también te lo agradezco porque así me ayudarán a comprender que una labor desinteresada es buen camino para superar la vanidad y la autosuficiencia.
Señor, ayúdame a comprender la fuerza del testimonio, que a mis alumnos los mueva más las actitudes de mi vida, traducidas en hechos concretos, que mis palabras.
Señor, ayúdame a encauzar a mis alumnos por el camino de una mayor personalización, que mis obras, mis palabras, mis valores, mis actitudes sean para ellos ayuda, impulso, que sean más decididos, más valientes, más bondadosos, más justos, más comprometidos.
Señor, que yo pueda construir en ellos una iglesia más cristiana y una Patria más justa más solidaria y más fraternal.
Señor, que yo comprenda la verdad que encierran estas palabras: “Es mucho más importante educar que instruir”.
Señor, que al final de la existencia puedan decir mis alumnos de su maestro: “Qué bueno (a) era”, y que yo pueda decir con la sonrisa en los labios: “Gracias, Señor, porque has hecho fructificar mi labor
”.

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