Tuesday, September 05, 2006

JUAN PABLO II. Y SU CAUSA


UNA VEZ MÁS NOS ENCONTRAMOS EN ESTE ESPACIO VIRTUAL, PARA COMPARTIR NUESTRA FE, POR MEDIO DE LAS EXPRESIONES SIMBÓLICAS DE LA FE.
ME PERMITO COMPARTIRLES UN MATERIAL DE GRAN UTILIDAD PARA RESALTAR LA PERSONA DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II. SON UNA SERIE DE REFLEXIONES ACERCA DE SU PENSAMIENTO, ENLAZADO CON EL CONTENIDO DOCTRINAL DEL MAGISTERIO DE NUESTRA SANTA IGLESIA CATÓLICA.
PUEDES ACCEDER DIRECTAMENTE A EL POR MEDIO DEL SITIO EN DONDE SE ALIMENTA EL DESEO DE SU PRONTA BEATIFICACIÓN, Y EN DONDE PUEDES INSCRIBIRTE PARA HACER PARTE DE ESTA CAUSA, Y ADEMÁS RECIBIR MENSUALMENTE UNA HERMOSA REVISTA LLAMADA TOTUS TUUS. EN FORMA GRATUITA.
Escuela de oración de Juan Pablo II Oración y Meditaciones
Encuentro 1

«Nuestras comunidades cristianas tienen que llegar a ser auténticas“escuelas de oración”»
(Juan Pablo II)

La comunidad cristiana se reúne para orar y enseñar a sus miembros a dialogar con Dios. Sin embargo, no obstante los esfuerzos por parte de sacerdotes y catequistas, de padres y animadores laicos, constantemente se escuchan entre los fieles peticiones de ayuda para aprender a orar. Se advierte la necesidad de contar con verdaderos maestros de oración. El Santo Padre Juan Pablo II, exhortando a las comunidades cristianas a transformarse en auténticas “escuelas de oración”, confirmaba esta sensación y nos daba la respuesta. En el umbral del nuevo milenio había escrito «Pero se equivoca quien piense que el común de los cristianos se puede conformar con una oración superficial, incapaz de llenar su vida. Especialmente ante tantos modos en que el mundo de hoy pone a prueba la fe, no sólo serían cristianos mediocres, sino “cristianos con riesgo”. En efecto, correrían el riesgo insidioso de que su fe se debilitara progresivamente, y quizás acabarían por ceder a la seducción de los sucedáneos, acogiendo propuestas religiosas alternativas y transigiendo incluso con formas extravagantes de superstición». (Nuovo millennio ineunte, 34). La “Escuela de Oración de Juan Pablo II” puede ser una ayuda para ellos y para todos aquellos que deseen profundizar en la vida de oración.Maestro y discípulos La “Escuela de oración” es una propuesta de prácticas espirituales, gracias a las cuales el diálogo personal del hombre con Dios puede desarrollarse y asemejarse a la oración de Cristo. Están invitados a recorrer este camino quienes, reconociendo en Juan Pablo II a un maestro de oración, desean imitarlo y escuchar sus enseñanzas. En esta escuela el maestro es el Siervo de Dios, y quienquiera puede ser el discípulo: niños y adultos, jóvenes y menos jóvenes, sanos y enfermos. Es necesario alentar, en un modo particularmente cordial, a comenzar este camino a todos aquellos que descuidan la oración diaria y a quienes les es extraña la experiencia descripta por el Papa «el encuentro con Cristo no se expresa solamente en una petición de ayuda, sino también en acción de gracias, alabanza, adoración, contemplación, escucha y ardor de afectos hasta el arrebato del corazón» (Nuovo millennio ineunte, 33). Al asumir nuevos compromisos notamos la ayuda de Juan Pablo II. Lo admite también el Santo Padre Benedicto XVI. El día siguiente a su elección ha confesado: “Me parece sentir su mano fuerte [de Juan Pablo II ] que estrecha la mía; me parece ver sus ojos sonrientes y escuchar sus palabras, dirigidas en este momento particularmente a mí: «No tengas miedo!»”. Depositando la confianza en Dios y experimentando la intercesión de los santos nos comprometemos con ejercicios concretos. En la “Escuela de oración” propuesta, éstos son los siguientes: 1. Vivir la oración de cada día en el espíritu del “Totus Tuus” 2. Cada semana, dedicar al menos media hora a la adoración del Santísimo Sacramento (en caso de enfermedad o dificultades – adorar la cruz de Cristo) 3. Una vez al mes reflexionar sobre el don de la oración, mediante la lectura personal o participando en encuentros formativos de la “Escuela de oración” 4. Una vez al año hacer ejercicios espirituales, en los que se profundiza en la vida de oración; por ejemplo los organizados en la parroquia, o bien hacer la Novena a la Divina Misericordia. La tarea más difícil es la de madurar la actitud expresada en las palabras “Totus Tuus – Soy todo Tuyo”. Es preciso, pues, asumir la diaria fatiga del trabajo sobre sí mismos, apoyándose en la adoración semanal, en la reflexión mensual y en los ejercicios espirituales anuales. Las meditaciones y las prácticas espirituales, propuestas para cada mes, serán de gran ayuda para llevar a cabo estos compromisos. En ellas encontraremos reflexiones sobre la palabra de las Sagradas Escrituras, testimonios sobre la oración del Papa y también sus enseñanzas sobre el tema de la oración. El día indicado para esta reflexión orante y de adoración es el primer domingo de cada mes. Primer domingo de mes Juan Pablo II partió a la casa del Padre entre dos días muy especiales. En el ritmo del calendario civil aún era sábado - día dedicado a María -, en el orden del calendario litúrgico ya había iniciado la celebración del domingo – día del Señor. Consideramos este hecho no solamente como un mero dato histórico, sino también como una señal del Señor. Por eso en nuestra formación distinguimos tanto el primer sábado como el primer domingo del mes. Estos dos días se transforman en una propuesta - que comprende un amplio grupo de personas – de reflexión y oración comunitarias, y también de encuentros y debates, relacionados con nuestra vida cristiana, llevados a cabo en una especie de dialogo con Juan Pablo II, con su pensamiento y con su principio de vida: “Totus Tuus”. En muchas diócesis de Polonia, existe una vieja tradición: el primer domingo de mes, después de la Santa Misa, se procede a la exposición del Santísimo Sacramento. Quienes han participado en la Eucaristía, se arrodillan ante el Señor oculto en la Hostia, para adorarlo. La celebración se prolonga en la adoración. Durante la Santa Misa los sacerdotes pueden tener una breve homilía sobre el tema de la oración a la luz de las lecturas de la Misa, y en la oración de los fieles todos pueden invocar “Señor, enséñanos a orar”. Al término de la celebración puede proponerse a todos los presentes permanecer en silencio en presencia de Jesús y hablar con Él íntimamente. Un coloquio personal de este género es más necesario que las mejores meditaciones guiadas por un sacerdote. Si tiene lugar cada mes, bajo la atenta dirección de maestros de oración, se puede transformar en una real disposición de un amplio grupo de fieles a un íntimo y profundo coloquio con el Señor. Con este espíritu han sido preparados los subsidios para sacerdotes y fieles. La primera parte comprende meditaciones basadas en las lecturas de la Misa del primer domingo de mes. La segunda parte es una propuesta de adoración, ya sea en grupo después de la Santa Misa, o bien individualmente en un momento escogido libremente. Los destinatarios de la tercera parte del texto son personas y comunidades pertenecientes a los grupos de oración. Para ellos se propone una conferencia.Los textos incluidos en la “Escuela de oración de Juan Pablo II” pueden ser desarrollados por el sacerdote en la homilía y en la adoración, y los fieles pueden utilizarlos durante la meditación personal o la repetición individual de los “ejercicios espirituales” (de la adoración).

MEDITACION “DEL VACIO A LA PLENITUD”.
En el Evangelio de hoy hemos escuchado la parábola de las vírgenes prudentes y las necias. Todas tenían la lámpara en sus manos, pero no todas tenían aceite. Las de algunas estaban vacías, las de otras, llenas. Esta parábola evangélica nos inspira una reflexión sobre el tema de la oración. Todos somos capaces de orar. Cada uno posee la razón y la libre voluntad, tiene corazón y sentimientos. Es capaz de conocer a Dios y de amarlo. Sin embargo, no todos se dejan guiar por el amor en sus relaciones con Dios. Cumplen actos externos de oración, pero su corazón está lejos de Dios. Se parecen a las vírgenes que tienen lámparas, pero no tienen aceite. Su oración es superficial y no transforma sus vidas. En cierto sentido éste es también nuestro problema. ¿Qué debemos hacer para darle a nuestra oración un nuevo ardor? ¿Cómo reavivar nuestra vida de oración? ¿Cómo infundir espíritu a nuestros encuentros cotidianos con Dios? Nuestra generación ha recibido un gran don en la persona de Juan Pablo II. Él nos muestra los caminos de una vida cristiana, entre ellos también el de la oración. En el así llamado “Día del Papa”, el día 16 de octubre de 2005, en su homilía en el Santuario de la Divina Misericordia en Łagiewniki, Mons. Stanislaw Dziwisz, se expresó de esta manera: «Cuando me preguntan cuál era su fuerza y su profundo secreto, no encuentro otra respuesta que ésta: fue la oración y la unión con Dios. Desde su juventud, y luego durante toda su vida de sacerdote, como obispo y como papa vivió inmerso en Dios, en Él buscaba las soluciones y los programas de su pontificado. Ello le daba fuerza y paz». La oración fue la fuerza de Juan Pablo II, de la Beata Madre Teresa de Calcuta, de Santa Faustina y de cualquier santo y beato. También nosotros podemos aspirar a una oración cada vez más bella. En la página del Evangelio sobre las vírgenes prudentes y las vírgenes necias, Cristo nos ofrece una doble ayuda. Una consiste en una advertencia, la otra es una invitación. La advertencia es la actitud de las vírgenes necias. Aparentemente esperaban la venida del Esposo, de hecho habían venido y en sus manos tenían las lámparas, pero a éstas les faltaba algo muy importante. Cuando llegó el Esposo se puso al descubierto su vacío interior. Demostraron ser lámparas sin aceite. Por lo tanto permanecieron afuera. Escucharon desde adentro las palabras “No os conozco”. El Esposo las conocía bien, pero sabía que no Lo amaban. Les hizo comprender que para Él no era suficiente saber quiénes eran y qué hacían. El se fija en el amor. Hasta que no comiencen a amar, no podrán participar en el banquete nupcial. Participarán en él todos aquellos que, a semejanza de las vírgenes prudentes, se preocupen por tener aceite en sus lámparas. Entrarán y se sentarán en la mesa. Conocerán el gozo de encontrarse cerca del Señor. Se sentirán abrazados por su amor, tierno y bello, lleno de fuerza y beatificante. Santa Faustina y otros santos han escrito muchas veces sobre la experiencia del encuentro con Dios. También lo testimonió con toda su vida Juan Pablo II. Su “Totus Tuus” es la señal del compromiso del corazón. Repitamos, pues, con él “Soy todo Tuyo, deseo ser todo Tuyo”Invoquemos: “Jesús, en Ti confío, Te amo, Jesús”
ADORACIÓN ¡Señor Jesús! Te damos gracias por el don de la Eucaristía. Hemos escuchado Tu palabra, hemos participado de Tu Santísimo Sacrificio y Te hemos recibido en la santa Comunión. Ahora queremos permanecer ante Ti en silencio. Queremos hablarte de nuestra oración. No siempre está llena de fe y de amor. A veces nos parecemos a esas vírgenes necias, que venían a tu encuentro, pero que no tenían aceite. No habían experimentado un encuentro auténtico contigo. Las puertas estaban cerradas para ellas y tuvieron que irse tristes. La causa de esta desilusión era la falta de amor. Señor Jesús, nos has hecho conocer también otro camino y otras actitudes. Hemos conocido a las vírgenes prudentes que tenían aceite en sus lámparas. Su fe era fuerte y sus corazones estaban llenos de amor. Han tenido una estupenda experiencia. Te has revelado a ellas y les has desvelado los secretos de Tu corazón. Señor, también nosotros queremos estar cerca de ti. Ayúdanos a seguir el camino por el cual has conducido a Juan Pablo II. Su norma de vida eran las palabras: “Todo Tuyo, soy todo Tuyo”. Haz que, por medio de María, seamos totalmente tuyos.Sigue un momento prolongado de silencio Señor, te damos gracias por la gracia que nos donas de poder hablar contigo. Danos Tu espíritu, para que cada día, cuando por la mañana y por la noche nos arrodillemos para orar, nuestros encuentros contigo sean en el espíritu de “Totus Tuus”. Señor, enséñanos a orar.

CONFERENCIA: “PADRE NUESTRO”
En esta parte serán presentados los subsidios para los encuentros de aquellos comprometidos en grupos de oración, en primer lugar para los miembros del “Rosario viviente” que en el primer domingo de mes cambian el orden de los misterios del rosario. Al inicio de la reflexión se prestará atención al contenido de la Oración del Señor.
FELIZ ENCUENTRO DE ORACIÓN
OSCAR ANTONIO GARCÍA CÁRDENAS