Monday, November 20, 2006

MEDITACIÓN DESDE EL EVANGELIO


UN TIEMPO PARA MIRARNOS DESDE EL INTERIOR
Reflexión Enviada por el Presbítero Rdvo Padre Carmelo Hernández desde Tenerife España.
Fotografía del Padre Juan Cortes Malbran. M.T.
Chile
¡Qué oscura y vacía tiene que ser la vida del hombre que no tiene esperanza! Cuando en la vida nos vemos envueltos en problemas y dificultades, cuando las cosas no nos marchan y no parece que tengan solución, nos llenamos de pesimismo y de un vacío dentro de nosotros mismos que nos hace no ser capaces de ver al final de ese túnel oscuro un rayo de luz que nos dé esperanza, porque podamos vislumbrar que los problemas pueden tener solución y pueden llegarnos momentos en las dificultades son superadas. Y hay mucha gente que ha perdido la esperanza de un mundo mejor.
Pero nosotros los creyentes en Jesús no podemos vivir agobiados por esas oscuridades y sin sentidos, porque tenemos una esperanza. Nosotros creemos en aquel que, a pesar de pasar por la oscuridad de la cruz y de la muerte, le contemplamos victorioso y resucitado salir de las sombras de la muerte, señalándonos para nosotros también un camino de luz y de victoria. Creemos en Cristo muerto y resucitado.
Daniel nos habla en su profecía de ‘tiempos difíciles, como no lo has habido desde que hubo naciones hasta ahora’, haciendo en primer lugar referencia a la situación difícil que vivía el pueblo de Israel en su tiempo en medio de persecuciones y dificultades; pero al mismo tiempo habla de que ’los que duermen en el polvo despertarán para vida perpetua y otros (los que no han sido fieles) para ignominia perpetua’. Son palabras que llenan de esperanza y que nos pueden valer – de hecho nos son proclamadas como palabra de Dios para nosotros hoy – para las diversas situaciones en que nos podamos encontrar.
Nos hablan, como lo hace también Jesús en el Evangelio, en referencia a la trascendencia que tiene nuestra vida, en la que esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva donde no habrá llanto, luto ni dolor, sino que todo será paz y alegría, como se nos habla en el libro del Apocalipsis. Nos hablan de resurrección y de vida. Hoy Jesús nos dice en el Evangelio ‘entonces verán venir al Hijo del Hombre sobre las nubes del cielo con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, del extremo de la tierra al extremo del cielo’.
Y nos invita a estar atentos y vigilantes. Y nos dice que tenemos que saber discernir los signos de los tiempos para estar con una esperanza vigilante a su venida. Como contemplamos a la higuera con sus ramas aparentemente sin vida en el invierno, pero que en la primavera vemos de nuevo rebrotar la vida anunciadora de los sabrosos frutos del verano, así hemos de saber descubrir en esos tiempos difíciles la presencia del Señor que viene y que nos da vida, que nos llama a la resurrección final, pero que también ahora en el momento presente nos hace caminar con esperanza, fortalecidos frente a las dificultades que podamos encontrar para seguir en el camino del seguimiento del Señor.
Porque esos tiempos difíciles y esa necesaria esperanza hace referencia también al hoy de nuestra vida, donde quizá en una primera mirada contemplamos un mundo indiferente al hecho religioso a nuestro alrededor; donde se pierden valores religiosos y cristianos en lo materializada que se vive la vida sin darle ninguna trascendencia, porque solo se vive el momento presente sin pensar en un más allá; donde no siempre es fácil dar un testimonio cristiano, porque la gente pasa de todo eso, cuando no nos encontramos más bien una oposición y hasta persecución a todo lo que habla de Dios, o habla de lo cristiano. Muchas situaciones donde algunas veces nos parece que estamos solos en medio de un mundo adverso y hostil - muchas veces nos sentimos como acosados -, pero en las que el verdadero creyente en Jesús se mantiene firme en su fe, sostenido en su esperanza siendo verdadero testigo del que es vencedor de la vida y a nosotros nos une a su triunfo final.
Escuchamos a Jesús que sus palabras no pasarán y en El ponemos nuestra confianza y nuestra esperanza. No estamos solos porque antes que nosotros y también a nuestro lado hoy hay muchos que han caminado y caminan en esperanza.
‘Mis palabras no pasarán’ han escuchado tantos y tantos creyentes a lo largo de todos los tiempos, que a pesar de las dificultades de cada momento se mantuvieron como fieles testigos de su fe; ‘Mis palabras no pasarán’, fueron la esperanza y la fortaleza de los mártires que llegaron a dar la vida por el nombre de Jesús en momentos de persecución; ‘Mis palabras no pasarán’, es lo que alienta a los misioneros para lanzarse por el mundo para anunciar el nombre de Jesús; ‘Mis palabras no pasarán’, es lo que impulsa a tantos y tantos cristianos, anónimos quizá, pero que dan testimonio de la fe en la familia, en el trabajo, en sus ambientes, en medio de la sociedad tratando de impregnar los valores del evangelio; ‘Mis palabras no pasarán’, es la llamada que nos convoca hoy a nosotros aquí para proclamar, celebrar y alimentar nuestra fe, cuando nos reunimos cada semana para celebrar la Eucaristía en el día del Señor.
El Señor nos llama a la vida y a la resurrección. El Señor llena de esperanza nuestra vida. Pone alegría y esperanza en nuestro corazón. Habrá momentos difíciles pero su luz no nos fallará y confiados en El cada día queremos vivir en mayor fidelidad el seguimiento de Jesús.

El Gran Silencio. Un Films Para Este Tiempo.


EL GRAN SILENCIO
Una Nueva película Para este Siglo
Es Un Films que destaca por su proyección del silencio, como una estategia metodológica para la vida. Ojala la podamos tener en Chile muy pronto, pues mis amistades de España me contaron que es un éxito en Europa.
El día 24 de Noviembre se estrena en los cines de España una nueva película que puede resultar impactante en la sociedad de estrés, de ruídos y de no parar en la que vivimos.
“El gran silencio” muestra la vida de los monjes que viven en el monasterio cartujo de Grenoble, en Francia. Y digo muestra, porque la película es en riguroso silencio; no hay música de fondo, ni argumentos programados, ni efectos especiales, ni nada a lo que estamos acostumbrados en nuestro cine moderno. Son 162 minutos de total y absoluta quietud: un silencio prolongado.Muchos creían que una película así no podía tener éxito ninguno, sin embargo, en Alemania, por ejemplo, ha superado en número de taquilla al mismísimo Harry Potter.
«El gran silencio» es una película austera, cercana a la meditación, al silencio, a la vida en estado puro. La película no representa un monasterio, sino que lo muestra
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