Thursday, November 13, 2008

PARÁBOLAS PARA LA VIDA.- Noviembre 2008


Parábola De la Red de Pescar

(Mat. 13:47-50)

1º.- Experiencia humana

Cada uno de nosotros se ve diariamente puesto en la situación de elegir, desde cosas pequeñas hasta cosas que influirán sobre su futuro. Elegir bien es desde luego un tema que nos preocupa, tanto de niños como de mayores, puesto que si no lo logramos no nos será fácil estar contentos. Pero no es lo mismo elegir entre una cosa u otra, entre ir al cine o ir al teatro, entre hacer esto o lo otro, o elegir entre el bien y el mal, elegir lo verdadero y lo santo para nuestra vida. Hay una diferencia a la hora de ver y entender lo que supone elegir. Esto es lo que al final importa: elegir lo que es verdadero y santo para la propia vida, saber y aprender este “arte” nada fácil de saber elegir. Los filósofos antiguos comparaban la vida con un paseo por el mercado. El necio piensa: ¿Cuánto dinero necesito para comprar tantas cosas? El sabio dice: ¡Cuántas cosas superficiales que no necesito! San Pablo dirá “Todo me es lícito, pero no todo me es conveniente” (1Cor 6, 12).
Comentar, según la edad, sobre como elegimos, que criterios tenemos, nos importa buscar realmente la verdad, lo verdadero, etc.


2º.- Iluminación desde la Palabra de Dios:

Ø Se proclama la Palabra de Dios:

"En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: El Reino de los Cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y a los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes" (Mateo 13, 47-50).


Ø Se profundiza en la Palabra de Dios:

El Reino se parece a una red, pero no una cualquiera sino una red tirada en el mar, que lo coge todo. Se trata de algo típico en la vida de los que oían esta parábola, pues eran en su gran mayoría pescadores, que vivían de la pesca. Es una experiencia que también ellos tienen, de la red tirada al mar y que coge de todo, cosas buenas y cosas menos buenas. El pescador no puede evitar que entren cosas no buenas en su red, porqué no consigue controlar lo que sucede abajo, en el fondo del mar, por donde pasa su red. Sabrá lo que tiene solo cuando levantará la red hacia arriba y luego se sentará junto con sus colegas para hacer la separación entre los peces buenos y los malos. De nuevo, Jesús no explica la parábola, pero da una indicación: “así sucederá al final del tiempo”; habrá una separación entre los buenos y los malos. En la vida tenemos que aprender a “escoger los buenos peces y arrojar los de mala calidad”, es decir, saber analizar la propia conducta para ver si voy por el camino que Dios quiere de mí.
Hay que pensar también que la red puede simbolizar todo este mundo, en el cual estamos viviendo y en que está compuesto por una grandísima variedad de pueblos y naciones, de gente tan diversa. Incluso en una zona restringida respecto a todo el mundo, en un país como España, hay ya tantas gentes de tantos países. Dios tiene para todos un plan de salvación, todos caben en el Reino celestial, hay lugar para todos. Y sobre cómo conseguir entrar en este reino, no hay un receta precisa, no hace falta que todos sean como yo o como tu, o que todos expresen del mismo modo su fe, o que todos piensen igual, etc.


3º.- Compromiso:

Reflexionar atentamente si en mi vida soy consciente de cómo hago mis elecciones.

4º.- Oración:
Dios y Señor nuestro, tu amor y misericordia nos rodean en todos los momentos de nuestra vida, aunque nosotros nos olvidamos tantas veces que nos amas inmensamente. Tu Señor, que nos hiciste libres y mostraste tu amor para con nosotros, enviando a tu Hijo para rescatarnos y salvarnos, concédenos la gracia de sabernos realmente hijos tuyos, para que tratemos a nuestro prójimo como a nuestro hermano, y para que entendamos cada vez mas profundamente cual es tu voluntad para nuestra vida. Amen
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SIMBÓLICAS











PARÁBOLA PARA LA VIDA. Noviembre 2008


PARÁBOLA DEL GRANO QUE CRECE POR SÍ SOLO
(Mc 4, 26-29)

“Y decía: sucede con el Reino de Dios como con un hombre que echó la semilla sobre la tierra. Y él duerme y se levanta, noche y día. Y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo. La tierra da el fruto por sí misma; primero el tallo(herboso) luego la espiga, después el grano lleno en la espiga. Y cuando el fruto lo permite, en seguida envía él la hoz, porque ha llegado la siega”

“Y decía también: “Sucede con el Reino de Dios...”. Es como decir: miren ustedes esto es así: el Reino es lo que acontece, lo que sucede en la vida de una persona hombre o mujer, lo que acontece en tú vida y en mi vida; y Dios actúa, Dios obra así, Dios hace así, en ti y en mí.

“Como con el grano que hecha en la tierra...”. Esa pequeña semilla ese germen de vida divina y eterna que llevamos dentro, que Dios ha puesto en nosotros y por ello nos precede; es decir, actúa antes de que nosotros lo hagamos con nuestras facultades de inteligencia o nuestra afectividad y por eso desde su gratuidad....

“Duerma o vele, de noche o de día, el grano germina y crece, sin que él sepa cómo, la tierra da fruto por sí misma...” y minuciosamente sigue las fases de crecimiento: “primero hierba, luego espiga...”Así sucede con el Reino tan imperturbablemente seguro, tan independiente de las prisas y cuidados del hombre, que sólo puede poner a disposición: su paciencia...y contemplar en su propia vida el Reino, el hacer, el crear y recrear de Dios, su gracia que enriquece a tu persona, la embellece y la agracia; por eso nos atrae tanto lo bueno, lo bello, el bien, porque lo llevamos dentro, estamos hechos así: sembrados con amor y para el amor; con bien y para el bien, con belleza y para la belleza, con alegría y para la alegría, con felicidad y para la felicidad, por ello aspiramos siempre a ser felices, con gratuidad, para ser libres...

“Después trigo abundante en la espiga...”.No podemos acelerar la hora del Reino sino...aguardarlo. No podemos comparar o asimilar el Reino de Dios a un objeto, a una cosa ¡No! Sino más bien, como a una manera de relación viva y personal con Dios, de una amistad con él. No decimos tengo a Dios sino más bien: estoy con Dios, vivo en su amistad porque él me ha llamado a estar con él...

“Y cuando el fruto está a punto...”.Cuando Dios llega a ser definitivamente real para mí, para ti, porque hemos acogido la Palabra de Jesús y hemos dado consentimiento a su amor ofrecido, entonces acontece en nuestra vida ¡el Reino! y animados por su dinamismo, respondemos a sus exigencias y vivimos ante Dios como sus hijos, y esto no por el desarrollo de nuestras facultades, ni el genio cultural, sino por esa fuerza de libertad, esa energía de amor eterno que llevamos dentro y nos hace exclamar con Jesús y cómo él: ¡Abba! Padre. Sí, sólo siendo así como niños se entra y se vive en el Reino de los cielos...
“En seguida se mete la hoz, porque ha llegado la siega”.



PARA TU REFLEXIÓN PERSONAL:

1.- ¿Cómo descubro en mí el Reino de Dios?
2.- ¿En qué situaciones relaciono mi felicidad con Dios?
3.- Y tú joven ¿a qué te sientes llamado con esta parábola que Jesús pone hoy en tus manos?